Tatuajes estilo handpoke,¿de dónde proceden?
El Handpoke, con orígenes ancestrales, indígenas y orientales, está volviendo a resurgir. Queremos indagar más acerca de esta técnica rudimentaria que mezcla los avances del tatuaje de hoy en día en materia de higiene y calidad de herramientas, con los métodos más antiguos utilizados hace más de 7000 años.
Su traducción literal significa “empujar a mano” y consiste en una técnica de tatuaje que se realiza completamente a mano, sin la utilización de máquinas. Se trata de dibujar con una aguja adosada a un instrumento manual llamado stick (que se asemeja a un palo delgado vacío por dentro) por donde pasa la tinta y va penetrando en la piel punto por punto.
La apariencia es diferente al de un tatuaje convencional, un poco más irregular y parecida a la técnica del puntillismo.
Algunas de las ventajas de esta práctica son el tiempo de cicatrización, mucho menor en comparación con los tatuajes hechos a máquina, ya que dañan menos la piel; y además es bastante menos doloroso, ya que penetra en menos capas de la epidermis lo que lo hace menos invasivo. Son ideales para tatuar sitios pequeños (como por ejemplo dedos y manos) y con un buen profesional se pueden lograr muy buenos detalles.
Sin embargo, el Handpoke también tiene algunas desventajas. La mayor de ellas es el tiempo de ejecución que suele ser mucho mayor, y los diseños se ven mejor en tonos negros y grises, para los diseños a color es mejor hacerse un tatuaje convencional.
En relación con las técnicas llevadas a cabo hace miles de años, se conocen dos métodos de práctica con aguja. El más usado sería pinchando la tinta con la punta de la aguja, y la otra menos conocida, quizás más agresiva, consiste en atravesar la piel con un hilo corto empapado de tinta. Las agujas eran espinas de pescado, dientes de tiburón, algún hueso pequeño atado a al extremo de un palo, que era golpeado con otra vara percutando así sobre la piel.
Las tintas que utilizaban eran el resultado de mezclas de varios elementos naturales como ceniza de carbón vegetal o el hollín, que producían tinta negra; y diferentes metales como el cobre o el hierro con los que producían tintes de diferentes colores (verde azul o rojo).